Da pena decirlo pero buenos Maestros de Sanación deberían existir más, ya que creo que existen muy pocos en el Mundo. Además muchos de esos supuestos buenos Maestros se han retirado ya porque no aguantan a sus alumnos.
El buen Maestro es el que aguanta año tras año la ignorancia e impertinencia de sus alumnos.
Tenga en cuenta que un alumno o discípulo llega al Maestro “cargado” con prejuicios, tabúes, miedos, enseñanzas erróneas, dudas, inseguridades, ideas preconcebidas, etc.
Si, los alumnos llegan al Maestro “con la mochila llena”, cargados con muchos años de enseñanzas negativas, y aunque se les explique que ellos no son esas enseñanzas negativas, ellos se siguen identificando con éstas, y lo que es peor: “las defienden a uñas y dientes”.
Un alumno no puede aprender, no puede desarrollarse si no se “abandona” al Maestro, confía en él plenamente y se “abre” y predispone a las nuevas enseñanzas.
El buen alumno es aquél que es consciente de que todo lo que hace y dice el Maestro tiene un significado, una trascendencia para el bien del alumno y de la Humanidad.
El buen alumno no tiene que ver o entender lo que hace o dice el Maestro, quizás porque no tenga aún conocimientos y experiencia suficientes, o quizás porque en el nivel donde se encuentra no puede entender, ni ver lo que se encuentra a niveles más elevados, más profundos, superiores, que el Maestro si puede ver.
El alumno debe de confiar plenamente en su Maestro y pensar siempre que si el Maestro lo dice por algo será, aunque en ese preciso momento no lo comprenda o no lo pueda ver. Cuando el discípulo confía en el Maestro y piensa que si no lo entiende hoy lo entenderá mañana, lo podrá ver en el futuro.
De todas formas ningún alumno o discípulo debería desconfiar de su Maestro por dos motivos:
Primero, si desconfías de tu Maestro ¿por que lo sigues entonces?, búscate mejor un Maestro en el cual confíes, si no, estarás perdiendo el tiempo. Segundo, la desconfianza es mala consejera y “abre” el Alma humana a la canalización de energías negativas como lo pudieran ser dudas, celos, envidias, rivalidades, discusiones violentas, etc. La misma desconfianza es una energía negativa. Valga el dicho: “Cree el ladrón que todos son de su condición”.
Está claro que si el alumno aún no sabe siquiera “sumar” no se le pueden enseñar los “logaritmos” o las “raíces cuadradas”. Tampoco las entendería.
En lo referente a las Terapias Vibracionales, el Alma y la vida del ser humano, la comprensión de las energías que interactúan con las nuestras propias y las enseñanzas trascendentales elevadas ocurre como con las matemáticas: “Si ni siquiera sabes “sumar” ¿cómo vas a entender una “ecuación"?”.
El problema de algunos alumnos es que cuando aprenden a “sumar” se creen que ya se lo saben “todo”, osea que ya son Maestros. Es entonces cuando el alumno, apoyándose en sus viejas creencia erróneas que afloran ahora, de nuevo, a la superficie de su Alma lo llevan a perder la confianza y el respeto para con el Maestro, llenándose de soberbia, vanidad y orgullo, creyéndose más que el Maestro. La explicación anterior se podría llamar “la caída espiritual del alumno”.
El buen Maestro es el que aguanta año tras año la ignorancia e impertinencia de sus alumnos.
Tenga en cuenta que un alumno o discípulo llega al Maestro “cargado” con prejuicios, tabúes, miedos, enseñanzas erróneas, dudas, inseguridades, ideas preconcebidas, etc.
Si, los alumnos llegan al Maestro “con la mochila llena”, cargados con muchos años de enseñanzas negativas, y aunque se les explique que ellos no son esas enseñanzas negativas, ellos se siguen identificando con éstas, y lo que es peor: “las defienden a uñas y dientes”.
Un alumno no puede aprender, no puede desarrollarse si no se “abandona” al Maestro, confía en él plenamente y se “abre” y predispone a las nuevas enseñanzas.
El buen alumno es aquél que es consciente de que todo lo que hace y dice el Maestro tiene un significado, una trascendencia para el bien del alumno y de la Humanidad.
Jesús, el Gran Maestro escogió a sus Discípulos y no al contrario |
El buen alumno no tiene que ver o entender lo que hace o dice el Maestro, quizás porque no tenga aún conocimientos y experiencia suficientes, o quizás porque en el nivel donde se encuentra no puede entender, ni ver lo que se encuentra a niveles más elevados, más profundos, superiores, que el Maestro si puede ver.
El alumno debe de confiar plenamente en su Maestro y pensar siempre que si el Maestro lo dice por algo será, aunque en ese preciso momento no lo comprenda o no lo pueda ver. Cuando el discípulo confía en el Maestro y piensa que si no lo entiende hoy lo entenderá mañana, lo podrá ver en el futuro.
De todas formas ningún alumno o discípulo debería desconfiar de su Maestro por dos motivos:
Primero, si desconfías de tu Maestro ¿por que lo sigues entonces?, búscate mejor un Maestro en el cual confíes, si no, estarás perdiendo el tiempo. Segundo, la desconfianza es mala consejera y “abre” el Alma humana a la canalización de energías negativas como lo pudieran ser dudas, celos, envidias, rivalidades, discusiones violentas, etc. La misma desconfianza es una energía negativa. Valga el dicho: “Cree el ladrón que todos son de su condición”.
El Buen Discípulo tiene el Alma limpia y Confía plenamente en el Maestro |
Está claro que si el alumno aún no sabe siquiera “sumar” no se le pueden enseñar los “logaritmos” o las “raíces cuadradas”. Tampoco las entendería.
En lo referente a las Terapias Vibracionales, el Alma y la vida del ser humano, la comprensión de las energías que interactúan con las nuestras propias y las enseñanzas trascendentales elevadas ocurre como con las matemáticas: “Si ni siquiera sabes “sumar” ¿cómo vas a entender una “ecuación"?”.
El problema de algunos alumnos es que cuando aprenden a “sumar” se creen que ya se lo saben “todo”, osea que ya son Maestros. Es entonces cuando el alumno, apoyándose en sus viejas creencia erróneas que afloran ahora, de nuevo, a la superficie de su Alma lo llevan a perder la confianza y el respeto para con el Maestro, llenándose de soberbia, vanidad y orgullo, creyéndose más que el Maestro. La explicación anterior se podría llamar “la caída espiritual del alumno”.
continuará...
Damián Alvarez en https://sistemasanaciontinerfe.blogspot.com/
34 Años Educando y Sanando al Mundo