La Gran Era del Amor

martes, 24 de octubre de 2023

No es Dios quien destruye el Mundo sino Tú y Yo

No es Dios quien destruye el Mundo sino Tú y Yo

Extraño que las mismas personas que se quejan de que Dios, en tiempos bíblicos, fuera (según ellos), un Dios vengativo y justiciero, ahora digan que "¿por qué Dios permite tanta maldad en la Tierra?".

A ver, ¿en qué quedamos? ¿deseamos un Dios justiciero o no?

Claro que nos indigna la maldad de algunos humanos (siempre excluyéndonos nosotros mismos), y nos gustaría que el amor y la paz prevalecieran en la Tierra, pero siempre también sin poner nosotros nada de nuestra parte.

Venga, mejor dejarle la responsabilidad a Dios de todo. Realmente ya no hace falta que nadie nos quite nuestro libre albedrío, porque nosotros mismos lo regalamos. Mejor que Dios lo arregle todo, y si creo que algo salió mal, pues utilizo a ese mismo Dios como culpable del fracaso.

La Naturaleza se Limpia y Mantiene por sí sola ya que es Amor
y no permitirá que el ser Humano la destruya

No es de extrañar que podamos echarle la culpa de los males mundanos a todos los demás ya que nosotros mismos somos incapaces de tomar responsabilidad sobre algo.

Dejo mi vida en las manos del médico, del psicólogo, del sacerdote, del sanador, del farmacéutico, del político, y de Dios, y si mi vida no es así como me agrada pues ya se a quien echarle la culpa.

¿Por qué pedimos que Dios no permita la injusticia en la Tierra y al mismo tiempo lo acusamos de justiciero?

La respuesta más lógica y sencilla es: porque pase lo que pase la culpa se la podré echar a Dios, y actúe como actúe Dios, nunca estaré contento con su actuación porque creo que mi infelicidad es culpa suya, e infeliz seré siempre hasta que no me haga responsable de mis propios actos.

Esto no es Castigo Divino sino Fruto de la Ignorancia General

Yo, tu, somos la humanidad. Dios no castiga. En cualquier caso Dios advierte para que no caigamos en la autodestrucción, pero nunca le hacemos caso, y así nos va a todos.

Dios no va a vivir tu vida por ti. Le pides a Dios lo que tu mismo no te atreves a llevar a cabo, siendo tu misión vital. Dios no destruye el mundo, Dios no permite que la gente enferme, pase hambre y muera. Somos tu y yo los que estamos permitiendo que lo anterior citado suceda sobre la faz de la Tierra. Tu y yo nos hemos vuelto irresponsables de nuestra vida, hemos perdido el timón de nuestra misión vital.

Así fuera en tiempos bíblicos, así sea en nuestros días, Dios nos ha permitido siempre poder elegir, escoger, el mal o el amor, de propia voluntad. Así pues, no le pidas a Dios nada que tú mismo deberías de hacer, y aún menos le eches la culpa de tus propios miedos y cobardías, por no decir de tus propios pecados. Si deseas cambiar el mundo pues adelante, poder tienes para ello. Dios ya ha hecho bastante con crearte, mantenerte y soportarte.

Damián Alvarez en http://sistemasanaciontinerfe.blogspot.com/